A pesar de las conquistas que logramos con la movilización y la construcción cotidiana, hoy seguimos denunciando al poder judicial misógino, a la cultura patriarcal y de la violación que difunden figuras públicas y programas de estudio, a la complicidad machista que encubre las grandes y pequeñas violencias que se ejercen sobre nosotras.
Ante todo, nos plantamos y enfrentamos la política de un Gobierno que libra de forma persistente una batalla contra nuestros derechos, los conquistados y los por conquistar. Las reiteradas agresiones verbales del presidente y su séquito, el desfinanciamiento y la supresión de las políticas para combatir la violencia de género, y su intención avanzar, entre otras cosas, contra la conquista del aborto y nuestro derecho a decidir, son parte de una oleada conservadora frente a la que es imprescindible resistir.
La violencia económica y laboral que ejercen los gobiernos nos golpea particularmente. Los gobiernos provincial y municipal, además de cerrar programas básicos de acompañamiento como el “Nueva Oportunidad”, con el “presentismo” nos obligan a ir a trabajr enfermas y – de paso – atentan contra el derecho de huelga. Al mismo tiempo el gobierno nacional con su programa de miseria planificada nos empobrece y nos deja más expuestas a la violencia, frente a la que tenemos menor autonomía económica y menores recursos para hacerle frente y protegernos.
Una vez más, volvamos a hacer tronar las calles: #NiUnaMenos por la violencia machista, por abortos clandestinos, por la complicidad del poder judicial, por la misoginia de quienes nos gobiernan