En los últimos días el Gobierno encabezado por Milei arremetió nuevamente contra el pluralismo, los derechos sociales y la institucionalidad democrática.
Haciendo uso de la burla y exponiendo su falta de sensibilidad, el presidente anunció que vetará los proyectos aprobados el día de ayer, jueves 10 de julio, por el Senado de la Nación: el aumento a lxs jubiladxs, la ley de emergencia en discapacidad, el fondo de emergencia por las inundaciones en Bahia Blanca, entre otros.
Según Milei, una recomposición en las jubilaciones mínimas en $22000, por ejemplo, implicaría la “quiebra” del proyecto económico del Gobierno. Un modelo que tolera el aumento de fondos reservados para la SIDE, la exención impositiva para grandes capitales, la toma indiscriminada de deuda y la derivación de recursos para apoyar las políticas bélicas de Estados como el de Israel y Ucrania, pero que corre “peligro” frente a la recuperación y garantía de derechos sociales básicos es claramente un modelo de miseria planificada y de crueldad.
Además de pretender gobernar por decreto, bloquear al Congreso Nacional y amenazar con nuevos vetos y judicializaciones, el Gobierno continuó con su ataque a la ciencia y a las universidades nacionales, esta vez a través de ataques y calumnias a docentes e investigadorxs. El despido del historiador Gabriel Di Meglio como director del Museo Histórico Nacional, los ataques personales de Milei a la investigadora egresada de la UNR Camila Perochena y los agravios del mismísimo Secretario de Políticas Universitarias al también docente Nicolas Dvoskin son claros intentos de disciplinamiento y de ataque a la pluralidad y una arremetida desde el poder para instalar el pensamiento único.
Las formas y el contenido de las políticas del actual Gobierno son dos caras de una misma moneda: la miseria planificada, el ataque hacia los derechos sociales y laborales y la entrega de la patria necesitan de la agresión, de la intimidación y del pisoteo a las instituciones democráticas para llevarse adelante.
La comunidad universitaria y el pueblo en su conjunto tenemos que seguir en la tarea de no dejarnos avasallar: continuar en la lucha por cada derecho y por cada conquista democrática que pretenden suprimir, y defendernos con dignidad contra un modelo de hambre y de entrega nacional.